Las escenas diarias de mujeres llorando sin consuelo y de sus maridos haciendo viajes diarios al aeropuerto —incluso varias veces— arriesgándose a los tiros y a los ataques de las patrullas talibanas, que defienden cada milímetro de acceso al aeródromo, describen con nitidez la primera semana de vida del Afganistán surgido de la victoria del grupo fundamentalista.

La desesperación se agrava en los lugares donde se concentran las decenas de miles de personas desplazadas, que llegaron a Kabul huyendo de los talibanes desde ciudades como Herat o Kunduz y que ahora se han visto atrapadas otra vez. Se reparten en numerosos campamentos improvisados en Kabul. /ElPais

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