Los investigadores demuestran que cuando más arduamente se busca la felicidad, más soledad se siente y más infelices somos.

Querer ser feliz es un deseo que albergamos prácticamente todos los seres humanos desde que el mundo es mundo. No es raro y es que el término felicidad suele relacionarse con el bienestar psicológico, la salud física y el éxito personal y profesional. Además, numerosos estudios muestran que las personas felices son triunfadoras en múltiples ámbitos de la vida, incluidos el matrimonio, la amistad, los ingresos, el desempeño laboral y la salud. Con semejantes beneficios ¿quién no querría ser feliz?
De acuerdo, queremos ser felices y nos ponemos a la tarea de encontrar la tan ansiada la felicidad. Es lo lógico ¿no? Pues resulta que no, que cuanto más desesperados corremos en pos de ella, más se aleja de nosotros, más esquiva se vuelve. Esto es lo que se conoce como paradoja de la felicidad.
En un estudio publicado en 2007 en Journal of Happiness Studies, el investigador Mike W. Martin llegó a la conclusión de que, para conseguir la felicidad, hay que olvidarse de ella. Y que “con un poco de suerte, la felicidad vendrá como un subproducto al perseguir actividades y relaciones significativas”. El autor definió el fenómeno como paradoja de la felicidad, paradoja que contendría otras paradojas en su interior relacionadas con los objetivos, el éxito, la libertad y las actitudes.
“Estas paradojas mejoran nuestra comprensión de la complejidad de la felicidad y su interacción con otros valores en las buenas vidas, es decir, las vidas que son felices además de moralmente decentes, significativas y satisfactorias. Sin embargo, cada paradoja transmite una verdad unilateral que debe equilibrarse con las demás. La felicidad, entendida como bienestar subjetivo, implica evaluar positivamente nuestras vidas y vivir con una sensación de bienestar. Como tal, no debe confundirse ni con el placer ni con las concepciones normativas de la ‘verdadera’ felicidad”, dijo en su día Martin.
El estudio de Martin no es el único que apunta a que si se quiere ser feliz, hay que dejar de buscar la felicidad. En The Pursuit of Happiness Can Be Lonely, publicado en 2011 en Emotion, Iris B Mauss y su equipo descubrieron que querer ser feliz podía tener una consecuencia negativa inesperada y es que ese esfuerzo podía acarrear sentimientos de soledad.







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