Lejos de ser un hábito perjudicial, si se realiza durante un tiempo y un horario determinado, la siesta puede favorecer la atención, el aprendizaje y el buen humor.

Dormir a la tarde «pueden servir para suplir deficiencias en el sueño nocturno y son particularmente útiles como una medida preventiva en personas que trabajan en turnos rotativos o turnos nocturnos para combatir la somnolencia diurna y aumentar el alerta, mejorar el ánimo y la performance”.
Lo mejor es descansar entre las 13 y las 15 horas para no alterar el sueño nocturno, y dormir siestas cortas, de entre 15 y 45 minutos.







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