El nivel de agua del Titicaca –el lago navegable más alto del mundo y el más grande de Sudamérica– disminuye rápidamente después de una ola de calor invernal sin precedentes. La impactante reducción afecta al turismo, la pesca y la agricultura, de las que dependen los lugareños para ganarse la vida.

“No sabemos qué haremos de aquí a diciembre porque el agua seguirá bajando”, dijo Nazario Charca, de 63 años, que vive cerca del lago y trabaja transportando turistas por sus aguas.
El lago Titicana –que se extiende a lo largo de más de 8.200 kilómetros cuadrados a lo largo de la frontera entre Perú y Bolivia– a veces descrito como un “mar interior”, es el hogar de comunidades indígenas aymaras, quechuas y uros.

Está ubicado a una altitud de alrededor de 3.800 metros en la cordillera central de los Andes, lo que también expone al lago a altos niveles de radiación solar, lo que aumenta la evaporación y constituye la mayor parte de su pérdida de agua.
Sixto Flores, director en Puno del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú (Senamhi), explicó a CNN que para diciembre los niveles de agua se encaminarán hacia los niveles más bajos registrados desde 1996 si el lago se evapora al mismo ritmo que lo hace normalmente en los próximos meses, lo que calificó de “muy grave”.







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