El británico Jaco Nel jamás podría haber llegado a imaginar que su perro sería el motivo por el cual perdería su nariz, piernas e incluso dedos, pero por desgracia así ocurrió.


Su mascota es un cocker spaniel y jugaba con él con cierta brusquedad hasta que un día el perro le arañó, provocándole lo que parecía una simple herida. En el momento que el can vio que su dueño estaba herido, acudió a darle un lametón a modo de disculpas.
Si paramos aquí la historia podría sucederle a cualquier persona que tenga contacto físico con animales, ¿verdad? lo mismo pensó Jaco, quien no le dio importancia a esa sangre: “Habíamos estado jugando un poco duro y me cortó la mano. Era un corte diminuto. Lo limpié y me olvidé de él. Nunca tuve más problemas con ese corte ni nada”, comentó Jaco Nel en una entrevista con la BBC de Londres.
Los días posteriores al incidente, la mujer de este británico empezó a notar que su marido tenía problemas en el lenguaje y extraños hematomas en su cuerpo. Además, él presentaba síntomas de fiebre y mareo, y aunque pensó que se le pasaría, no fue así.
No tardó mucho tiempo en notar cambios en la coloración de su piel, parte de su rostro, manos y piernas lucían ennegrecidas debido al daño en los tejidos de su cuerpo.
Los médicos confirmaron que padecía septicemia (una de las principales causas de muerte por infección en el mundo) debido a la saliva de su perro: “ Tenía prácticamente el cuerpo entero negro: la cara, las manos, las piernas, debido a los daños en los tejidos causados por la coagulación anormal de la sangre. Supe que acabaría perdiendo las piernas y los dedos, pero no estaba seguro de lo que le pasaría a mi cara. Perdí la punta de la nariz y mis labios tienen cicatrices, me cuesta hablar y también tengo dificultades para comer”, comentó el Dr. Jaco en entrevista con la BBC.
Con información de Diario de Sevilla







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