Un estudio realizado por el Canisius College de Buffalo (EE.UU.) llegó a esta conclusión después de analizar la calidad del sueño entre las personas que duermen con su mascota. Las participantes eran casi mil mujeres adultas estadounidenses: el 55% compartía cama con su perro y el 31% con su gato; además, el 57% de ellas dormía también con su pareja. Se les hicieron diversas preguntas relacionadas con la calidad de su sueño, como la regularidad de los horarios, la comodidad y la sensación de seguridad.

Los resultados dicen que, en cuanto a calidad del sueño, los mejores compañeros de cama son los perros, seguidos de los humanos y, en tercer lugar, los gatos. Así es: las participantes dormían mejor con sus perros que con sus parejas.

El principal motivo es que los perros son percibidos como menos “disruptivos”, es decir, que tienden a estarse quietos cuando duermen y no molestar a su pareja de cama. También proporcionan una sensación de seguridad y compañía, que pueden darles también sus parejas pero al precio de ser compañeros de cama más incómodos. La peor parte se la llevan los gatos, que son percibidos como al menos igual de “disruptivos” que un compañero humano – si no más, a causa de su actividad nocturna – pero no proporcionan la misma sensación de seguridad que una pareja o un perro.

Con información de National Geographic

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