Un grupo de científicos advierte de que virus que han permanecido congelados en el permafrost del Ártico durante miles de años podrían ser liberados a consecuencia del calentamiento global, generando el riesgo de brotes de enfermedades desconocidas.
El permafrost, que cubre una quinta parte de la superficie del hemisferio norte, está formado por suelo que se mantiene a una temperatura que ronda los ceros grados centígrados durante un largo período de tiempo, algunas capas durante cientos de miles de años, como han revelado recientes investigaciones.
«El punto crucial del permafrost es que es frío, oscuro y carece de oxígeno, lo cual es perfecto para preservar material biológico», indica Jean-Michel Claverie, científico de la Universidad de Aix-Marsella, en Francia. Para demostrar las características del suelo ártico, pone el siguiente ejemplo: «Podrías meter un yogurt en el permafrost y posiblemente aún sería comestible 50.000 años después».
Con información de Actualidad RT







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