Hace cinco meses el venezolano Anthony Alexander decidió cruzar de manera irregular desde Ciudad Juárez, México, hacia El Paso, Texas, con la intención de entregarse a las autoridades estadounidenses. Luego de una semana de detención, comenzó su vida en la ciudad fronteriza de la que ahora, según dice, no se quiere ir.⁣

“Tengo la frontera cerca por si quiero volver”, dijo a la Voz de América, mientras esperaba en una calle del centro a que pasara algún vehículo ofreciéndole trabajo, usualmente en los campos recogiendo lechuga, chile o cebolla.⁣

Alexander vivió los primeros tres meses después de ser procesado por autoridades fronterizas en las calles de El Paso, entre refugios, vestido con ropa que le regalaban en la calle. En ese tiempo ahorró lo posible para rentar un lugar donde vivir.⁣

Ahora espera por una asignación para una cita ante un juez de inmigración al que pueda presentar su caso de asilo, y aunque su sueño es regresar a su país natal, asegura que “valió la pena” el esfuerzo. “No por mí, por mis hijos, mi mamá y mi papá que están en Venezuela… ellos querían venir, yo no quiero eso… se pierde la dignidad en el camino”, agregó.⁣

Con información de Voz de America

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