China y el gobierno del presidente Nicolás Maduro reiniciaron proyectos económicos lo que significa un desafío para Estados Unidos.
En diciembre, altos funcionarios de la nación asiática se reunieron con colaboradores cercanos a Maduro en Caracas para discutir la reestructuración de la línea de crédito de larga data del país, según reseñó la agencia Bloomberg.
También hablaron sobre áreas potenciales para renovar la colaboración, incluidas las telecomunicaciones y el petróleo, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas para discutir la estrategia interna.
En ese sentido, China ofrecería al presidente venezolano un poderoso aliado, así como la posibilidad de un nuevo conducto para las ventas de petróleo, al tiempo que potencialmente le daría más influencia con los EE.UU. mientras Washington busca llevar más crudo al mercado para bajar los precios en las gasolineras para los estadounidenses.
“Hoy, la relación entre China y Venezuela ha alcanzado su nivel más alto de confianza mutua, colaboración y trabajo”, dijo Maduro el 27 de marzo en una transmisión en vivo despidiéndose del embajador de China en Venezuela, Li Baorong.
El acercamiento de ambos países se efectúa en un contexto de intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China y en medio de señales tentativas de que América Latina se está convirtiendo nuevamente en un destino para préstamos chinos, aumentando la influencia de Beijing en la región.







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