«Es como si viéramos flores en el mar». Elvis Morillo, un pescador de 59 años de edad, intenta describir un inusual enjambre de medusas que ha sobrepoblado las costas de Venezuela este año y ha afectado la pesca en medio del cambio climático.






Cientos de aguasvivas, cuyos colores varían entre marrón, amarillo, azul o púrpura, flotan entre las aguas turquesa de Aragua, recreando una escena surreal. Prácticamente están en todo el litoral venezolano con reportes en otros estados como La Guaira, Carabobo, Falcón y Zulia.
La medusa bola de cañón (Stomolophus meleagris), que comúnmente se observa en Venezuela entre enero y mayo, presenta tales volúmenes que las redes pesqueras salen repletas de estas criaturas con forma esférica.
Esta especie no representa un peligro para los humanos, pero puede ser ligeramente tóxica al contacto con la piel, por lo que se recomienda evitar manipularlas.
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Con información de El Nacional







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