En el corazón del bullicioso barrio de Engenho Novo, en el norte de Río de Janeiro, una tragedia insospechada se gestaba detrás de las puertas de un apartamento aparentemente tranquilo. Luiz Marcelo Antônio Ormond, un empresario respetado, fue hallado muerto en circunstancias macabras que dejaron perplejos a los investigadores y conmocionaron a la comunidad. Julia Andrade Cathermol Pimenta, su novia, se convirtió en la principal sospechosa de un crimen tan calculado como atroz.

La historia comenzó con un maloliente presagio. Los vecinos de Ormond alertaron a las autoridades debido a un hedor insoportable que emanaba de su apartamento.

Bomberos y policías, al ingresar, encontraron el cuerpo del empresario en avanzado estado de descomposición, sentado en el sofá de la sala. Lo rodeaban paquetes de morfina y dos ventiladores, uno en el techo y otro en el suelo, que soplaban hacia una ventana abierta, un intento fallido de disimular la putrefacción.

El proceso de investigación fue exhaustivo y complejo. Las autoridades realizaron múltiples entrevistas con vecinos y amigos del empresario, recopilando información valiosa sobre sus últimos días mientras continúan la búsqueda de Julia Andrade Cathermol Pimenta, que se encuentra prófuga.

Los testimonios coincidieron en señalar un cambio en el comportamiento de Luiz Marcelo, quien parecía cada vez más enfermo y debilitado en las semanas previas a su muerte, lo que reforzó la teoría del envenenamiento progresivo.

Con información de Lapatilla

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