Miles de migrantes, en su mayoría venezolanos, que se desplazan por Suramérica en busca de mejores oportunidades, enfrentan condiciones precarias durante su arduo viaje. El hambre, la desnutrición, la deshidratación, el estrés y diversas enfermedades y dolencias son algunos de los estragos que marcan su travesía.

La ciudad ecuatoriana de Huaquillas, fronteriza con Perú, se ha convertido en un punto de concentración para estos migrantes. Muchos de ellos se dirigen hacia Perú y Chile, mientras que otros, tras haber pasado por esos países, buscan regresar a Venezuela o incluso llegar a Estados Unidos.
Los rostros exhaustos, las ampollas en los pies por las largas caminatas, los cuadros gripales y gastrointestinales, y las lesiones por caídas de mulas o vehículos de carga son solo algunas de las penurias que enfrentan estos migrantes.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) ofrece atención médica gratuita, psicológica, medicamentos y charlas educativas a la población migrante en Huaquillas y otros puntos de la ruta. Esta iniciativa, financiada por organizaciones internacionales como la Unión Europea (UE), busca aliviar el sufrimiento de estas personas en situación de vulnerabilidad.
La situación de los migrantes venezolanos en Suramérica es una crisis humanitaria que requiere atención urgente y soluciones sostenibles. Es necesario que los países de la región trabajen en conjunto para brindarles la asistencia y protección que necesitan durante su travesía y en sus destinos finales.







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