La irresistible tentación de las papas fritas va más allá de su sabor. Según expertos, la combinación de grasas, sal y aditivos presentes en estos alimentos estimula nuestro cerebro, generando una sensación de recompensa que puede llevar a la adicción.

Con un valor estimado de más de 34.000 millones de dólares en 2023, este aperitivo se ha consolidado como uno de los favoritos a nivel mundial. Y las proyecciones son aún más prometedoras: se espera que esta industria alcance los 43.500 millones de dólares en 2032.

Sin embargo, detrás de su popularidad se esconde una compleja fórmula. Según la OCU, los fabricantes recurren a una amplia gama de aditivos para hacer las papas fritas más apetitosas y duraderas. Colorantes, potenciadores de sabor y antioxidantes son algunos de los ingredientes que se añaden a estos productos para estimular nuestro paladar y prolongar su vida útil.

Sin embargo, su alto contenido calórico y su escaso valor nutricional las convierten en un alimento poco saludable.

La OCU alerta sobre la presencia de numerosos aditivos en las papas fritas, los cuales cumplen funciones como mejorar el sabor, el color y la textura de estos productos, pero también pueden tener efectos negativos en la salud.

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