Una empresa imposible tenían en sus manos la organización aborigen, que intentó contratar a uno de los mejores deportistas de todos los tiempos 

Venezuela ha sido parte fundamental en la carrera del legendario jugador de baloncesto Michael Jordan. No es una aseveración cargada de sentimiento patriótico, es la mera realidad.

Su luz comenzó a brillar en 1983 durante los Juegos Panamericanos celebrados en Caracas, prácticamente se encargó de llevar a los Estados Unidos hacia la medalla de oro promediando 17.3 puntos por partido con un juego que dejó boquiabiertos a los presentes en el Poliedro durante los ocho juegos que disputó, como bien recordó el estadístico Pedro Marrero.

«Se veía que tenía potencial para triunfar en la NBA y vaya que lo hizo, lo insólito que no era de él de quién hablaban antes de comenzar el torneo, y eso que venía de quedar campeón en la NCAA con North Carolina, sino de Patrick Ewing, quién si era conocido fuera de los Estados Unidos, sin embargo Jordan se encargó de que habláramos de él, demostró el fenómeno en que se iba a convertir», indicó Marrero. Desde ése entonces su leyenda comenzó a despegar, pues meses después saltó a la NBA con los Toros de Chicago. El resto es historia harto conocida.

Nueve años después Venezuela volvería a aparecer en el panorama del, para ese entonces retirado baloncestista. En 1994 Jordan sorprendía al mundo con su incursión en el béisbol luego de decir adiós a los tableros en octubre del año anterior, vestía el uniforme de los Birmingham Barons, sucursal Doble A de los Medias Blancas de Chicago, organización que tenía vínculo explícito con un equipo perteneciente a la Liga Venezolana de Béisbol: Caribes de Oriente, quién intentó la extraordinaria hazaña de contratar al célebre deportista.

«Claro que hicimos la diligencia, claro que preguntamos por él», afirmó Pablo Ruggeri, otrora directivo de la organización indígena. «Lo vimos jugar al día siguiente de llegar a Birmingham, pues había caído un fuerte aguacero la noche anterior. Corría muy bien las bases, pero su contacto no era muy bueno, era fuerte en algunas ocasiones, se notaba el trabajo que estaba haciendo para batear bien, pero no era muy bueno, para ser sincero. En la defensa se esforzaba mucho, a veces medio palidecía para capturar los flys, pero no lo hacía nada mal como jardinero», comentó el ex directivo.

Una vez de haberlo visto en el terreno de juego los directivos aborígenes procedieron a gestionar con los Medias Blancas el encuentro con Jordan,  ya logrado el objetivo de entrevistarse con el estelar jugador se materializó la histórica reunión entre el entonces prospecto del conjunto patiblanco y los representantes de la, también, novel organización anzoatiguense.

«La idea de que Jordan jugara en Venezuela vino directamente de los Medias Blancas», dijo Luis Aponte, quien por aquellos días fungía como gerente deportivo de Caribes. «Ellos tenían la firme intención de convertirlo en toda una estrella de béisbol, pero estaban conscientes de que para lograr tal objetivo tenía que mejorar y mucho, no le estaba yendo bien, especialmente en el aspecto ofensivo, Chicago lo sabía mejor que nadie y por ello se dió nuestro encuentro, veían con buenos ojos que jugara en Venezuela con nosotros en pro de verlo como todo un grandeliga», relató.

Jordan promediaba por debajo de los .250 para cuando tuvo el encuentro con la directiva de Caribes, celebrado a mediados de julio de 1994, ni siquiera había descargado su primer cuadrangular, motivo por el cuál era blanco de fuertes críticas por parte de la prensa estadounidense, especialmente la revista Sports Illustrated que le dedicó una portada con la leyenda «Bag it Michael» (empaca Michael). Lo destacable, en lo ofensivo, fue una cadena de 13 encuentros seguidos dando al menos un hit, sucedido en abril de ese mismo año, sin embargo su presencia atraía masas tanto en Birmingham y  fuera de allí. Aspecto que llamó la atención a la representación de Caribes.

«Nos llamaba la atención poder contar con él, pero no niego que el aspecto de la taquilla nos motivaba mucho más para lograr tenerlo con nosotros. Estábamos impresionados con el llenazo en el estadio de los Barons, algo nunca visto en ninguna de las categorías de las Ligas Menores, si eso ocurría en ése nivel no quiero imaginar lo que hubiese sucedido en Venezuela, dónde hay una de las mejores ligas del Caribe», habló el ex gerente.

«¿Te imaginas a Jordan en Puerto La Cruz? ¡Eso hubiese sido buenísimo! (risas). Tener al más grande deportista de todos los tiempos habría sido todo un honor, algo grandioso, ni hablar de la taquilla que hubiese generado», agregó Ruggeri, quién al igual que Aponte estaba impresionado por las localidades completamente llenas en el Hoover Metropolitan Stadium, casa de los Barons. También el mítico jugador le llamaba la atención ese aspecto, pues 467,000 fanáticos fueron a verlo en la sucursal Doble A de los Medias Blancas.

«Estaba interesado en nuestra liga, quería conocer que tan buena era, el nivel de competición, los peloteros que jugaban, que tanto iban al estadio los fanáticos, también preguntó por la ciudad de Puerto La Cruz. Tal interés nos ilusionó, creíamos de verdad que iba a venir a Venezuela, estábamos muy emocionados», expresó.

«Cuando nos enteramos del encuentro entre Jordan y la directiva de Caribes nos ilusionamos bastante, en las oficinas se hablaba de eso todos los días y, si, creíamos que él vendría tras esa conversación. Qué genial hubiese sido», manifestó José Francisco «Kiko» Ochea, quién para ese entonces era miembro del circuito radiofónico de Caribes.

¿Qué pasó?

«Días después del encuentro con Jordan su agente (David Falk) nos contactó, agradeció el interés de nosotros por Jordan pero que no iba a ser parte de nosotros. Nos cayó como balde de agua fría, lo vimos muy interesado, pero lamentablemente no se dió. No éramos los únicos desilusionados, también los directivos de los Medias Blancas, quienes estaban dispuestos a poner todo de su parte para que Jordan jugara en Venezuela. También se desilusionó Terry Francona, quién era manager de los Barons el nos ayudó bastante en esta difícil empresa, el quería que Jordan mejorara, quería verlo convertido en grandeliga, quería que viniera a Venezuela porque él sabía que aquí podía hacerlo», expresó Aponte.

«Los Medias Blancas siempre mostraron interés en que Jordan jugara con nosotros, aunque nos habían mencionado previamente que para traerlo a Venezuela había ciertas exigencias, como la garantía de llevar cinco guardaespaldas, los cuales costaban cinco veces más de lo que él cobraba. Al final no concretamos nada y nos decidimos por otros importados que rindieron bastante para Caribes en aquella temporada, como Alan Levine, Mike Robertson, Olmedo Sáenz, entre otros”, contó Ruggeri.

Una noticia de esa magnitud en estos tiempos de redes sociales se habría convertido en tendencia inmediata, hace treinta años tal encuentro hubiera sido titular de primera página y con un seguimiento extraordinario por parte de los medios de comunicación. Sin embargo, tal cosa no sucedió, motivo por el cual causa extrañeza, especialmente con las nuevas generaciones.

«No quisimos soltar mucho a los medios, no queríamos que se convirtiera en una novela mediática. Fuimos cuidadosos en ese aspecto, en parte por un poco de cábala para que se diera, porque todos queríamos que Jordan viniera, pero él no era cualquiera, si bien es cierto que no era un pelotero élite era alguien que estaba muy por encima del deporte y había que tratar todo esto con estricta seriedad por respeto a él. Pero, sinceramente, en el fondo sabíamos que tal empresa era imposible, por eso es que le dimos a los medios lo que teníamos y ya, tampoco íbamos a jugar con algo así», explicó Aponte.

«Simple y llanamente no trascendió lo de Michael Jordan y como no pasó de ese simple encuentro pues los medios no lo destacaron como se acostumbra en estos casos tan extraordinarios, no recuerdo que haya sido titular de primera página, no habían argumentos para que fuese de esa manera, pero si cortas reseñas en distintos diarios ¿Hubo el encuentro? Si, pero no pasó más nada, tan sencillo como eso», indicó Ignacio Serrano, periodista del diario El Nacional.

La aventura de Michael Jordan en el béisbol terminó oficialmente en diciembre de 1994, una vez terminó la temporada en las Ligas Menores fue como cualquier novato a la Liga Instruccional de Arizona con los Scottsdale Scorpions, bajo la dirección de Terry Francona, su presencia fue todo un terremoto mediático y de masas, su promedio al bate mejoró un poco (.252) en comparación con lo dejado todo ese año con los Barons (.202), pero no era suficiente. En marzo del año siguiente volvió al baloncesto y continuó aumentando su leyenda más que dilatada.

Caribes, por su parte, siguió adelante. En su cuarta campaña en la LVBP finalizó en el tercer lugar de la extinta División Oriental (27-33) y en los años siguientes forjaría su propia leyenda al ser una casi consecuente presencia en las postemporadas por venir y hacerse acreedor de cuatro títulos.

Para siempre quedará la duda de qué hubiese sucedido si Michael Jordan hubiese venido a Venezuela, esta vez como todo un pelotero ¿Habría mejorado? Nunca se sabrá, no obstante, el terremoto de medios y de masas habría sido tan extraordinario como en Birmingham, Arizona y a cualquier lado donde «Air» se hubiera presentado.

Y desde el punto de vista patriótico, hubiera sido más que significativo que Jordan hubiera regresado a Venezuela nueve años después de dar su primer gran paso en el baloncesto en suelo venezolano. Se habría ratificado, sin duda alguna y de haber continuado en el béisbol, que el país suramericano fue, en verdad, más que fundamental en la carrera deportiva de tan importante leyenda.

Redactado por Eduardo Acosta

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