Un grupo de científicos ha logrado un hito sin precedentes: cultivar un árbol a partir de una semilla de más de mil años de antigüedad. Esta antigua semilla, encontrada en una cueva del desierto de Judea, ha dado vida a una especie que se creía extinta.

Los investigadores sospechan que este árbol podría ser la fuente del mítico “tsori”, un bálsamo curativo mencionado en la Biblia. Durante años, los científicos intentaron identificar la especie de la semilla sin éxito. Sin embargo, al plantarla, abrieron una puerta a un pasado remoto y a los misterios de la medicina antigua.

Descubierta en una excavación arqueológica cerca de Jerusalén, la semilla se encontraba en perfectas condiciones. La Dra. Sarah Sallon, líder del proyecto, ha dedicado más de una década a estudiar este hallazgo único. Sallon sugiere que el árbol podría tener su origen en la región de Galaad, famosa por sus productos medicinales.

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