Una reciente investigación llevada a cabo por el Imperial College de Londres ha arrojado luz sobre un fenómeno social que trasciende las especies: la disminución de las interacciones sociales con la edad. El estudio, centrado en una comunidad aislada de gorriones en la isla de Lundy, ha revelado que las aves más ancianas tienden a establecer menos conexiones sociales en comparación con sus congéneres más jóvenes.

Esta tendencia, similar a la observada en los seres humanos, sugiere que la reducción de la sociabilidad podría ser un patrón biológico más generalizado. Según la doctora Julia Schroeder, líder del estudio, la falta de presión evolutiva para mantener amplias redes sociales una vez finalizada la etapa reproductiva podría explicar esta disminución.

Los hallazgos de esta investigación abren nuevas perspectivas sobre el envejecimiento social, tanto en aves como en humanos. Al comprender mejor los mecanismos que subyacen a estos cambios, los científicos podrían desarrollar estrategias para promover el bienestar social en las personas mayores y mitigar los efectos de la soledad.

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