A pesar de su tradicional connotación negativa, investigaciones recientes en psicología evolutiva sugieren que el chisme podría desempeñar un papel crucial en el desarrollo de las sociedades humanas. Según la historiadora y académica Esther Eidinow, el chisme es “lo que hace posible a la sociedad humana tal como se la conoce”.

Un estudio colaborativo realizado por académicos de la Universidad de Maryland y la Universidad de Stanford respalda esta perspectiva, concluyendo que las personas que intercambian información personal sobre terceros ausentes, es decir, los chismosos, podrían tener ventajas evolutivas sobre aquellos que no participan en esta práctica.
Michele Gelfand, profesora de la Escuela de Negocios de Stanford y profesora emérita del Departamento de Psicología en la Universidad de Maryland, destacó que “no está claro por qué los chismes, que requieren mucho tiempo y energía, evolucionaron como una estrategia adaptativa”. Sin embargo, el estudio sugiere que el intercambio de información personal refuerza los lazos sociales, fomenta la cooperación dentro de los grupos y ayuda a identificar comportamientos no deseados, lo que podría haber sido beneficioso para las comunidades humanas a lo largo de la historia.
Así, lo que alguna vez se consideró una práctica trivial o perjudicial podría, de hecho, ser una pieza clave en el engranaje de las relaciones humanas.







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