El dolor muscular de aparición tardía (DOMS), ese molesto dolor que sentimos uno o dos días después de un entrenamiento intenso, es una respuesta común del cuerpo al esfuerzo físico. Causado por microlesiones en las fibras musculares, este dolor es una señal de que nuestros músculos se están adaptando y fortaleciendo.

Aunque el DOMS puede ser incómodo, no suele ser grave. De hecho, entrenar con un dolor muscular leve puede incluso beneficiar la recuperación al mejorar la circulación y reducir la rigidez. Sin embargo, es importante diferenciar entre el dolor normal y una lesión más grave. Si el dolor es intenso, limita el movimiento o se acompaña de hinchazón, es mejor descansar y evitar actividades que puedan empeorarlo.
¿Cómo manejar el DOMS? La clave está en escuchar a tu cuerpo. Si el dolor es tolerable, actividades de baja intensidad como caminar o nadar pueden ayudar. Si el dolor es severo, prioriza el descanso, la hidratación y técnicas de recuperación como masajes o baños de contraste.
Para prevenirlo el DOMS, es esencial calentar adecuadamente antes de cada entrenamiento y aumentar gradualmente la intensidad. Recuerda que el dolor no siempre es un indicador de progreso. Si el dolor persiste más de unos pocos días o empeora, consulta a un profesional de la salud.







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