Visitantes del Parque Nacional de Yosemite fueron testigos de un fenómeno natural extraordinario en la icónica cascada Horsetail, donde las aguas se tiñeron de un intenso color naranja, evocando la imagen de fuego fundido deslizándose por la roca. Este espectáculo visual único, conocido popularmente como la «cascada de fuego», atrajo la atención de numerosos fotógrafos y turistas que se congregaron para presenciar este efímero momento de belleza natural.

Este fenómeno lumínico ocurre durante un breve lapso de tiempo, entre 5 y 15 minutos antes del atardecer, cuando los últimos rayos del sol impactan directamente sobre la cascada Horsetail. La luz solar, al incidir en el ángulo preciso, crea una ilusión óptica que transforma el agua en una corriente de lava incandescente que parece fluir desde la cima de El Capitán. Documentado por primera vez en 1973, este evento se ha consolidado como un atractivo turístico de renombre, especialmente apreciado por aquellos que buscan capturar imágenes espectaculares.

Para que la «cascada de fuego» se manifieste en todo su esplendor, se deben conjugar dos condiciones ambientales fundamentales. En primer lugar, es imprescindible que el cielo se encuentre completamente despejado, permitiendo que la luz solar alcance la cascada sin obstáculos. En segundo lugar, debe existir un flujo de agua suficiente en la cascada Horsetail.  Aunque incluso con un caudal modesto el efecto visual puede ser impresionante, un mayor volumen de agua intensifica la brillantez y la magnitud del espectáculo.

El Servicio de Parques Nacionales (NPS) ha explicado que este fenómeno se produce «en raras ocasiones, entre mediados y finales de febrero, cuando la cascada brilla de color naranja al ser iluminada por el atardecer». La combinación precisa de factores climáticos y la posición solar hacen de este evento un acontecimiento natural poco común y altamente apreciado.

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