Conocido cariñosamente como el «hombre con el brazo de oro», el australiano James Harrison ha fallecido a la edad de 88 años, dejando tras de sí un legado extraordinario de altruismo y generosidad. A lo largo de su vida, Harrison salvó la vida de más de dos millones de bebés gracias a sus continuas donaciones de sangre, cuyo plasma contenía un anticuerpo excepcionalmente raro y valioso capaz de combatir la enfermedad de Rhesus, una condición potencialmente mortal para los recién nacidos. Su dedicación incansable a la donación lo convirtió en una figura icónica y un verdadero héroe anónimo para millones de familias en todo el mundo.

La excepcionalidad de la sangre de Harrison radicaba en la presencia de un anticuerpo específico contra la enfermedad de Rhesus, una condición que ocurre cuando una mujer embarazada Rh-negativa porta un bebé Rh-positivo.  Este anticuerpo, descubierto tras una transfusión de sangre que Harrison recibió a los 14 años, era crucial para desarrollar el tratamiento conocido como Anti-D. Este tratamiento previene que el sistema inmunológico de la madre ataque las células sanguíneas del bebé, evitando complicaciones graves como anemia severa, daño cerebral e incluso la muerte fetal.  Gracias a la donación de plasma de Harrison, millones de bebés pudieron nacer sanos y fuertes.

Desde que alcanzó la mayoría de edad hasta los 81 años, James Harrison se presentó de manera constante y comprometida a donar su plasma, acumulando un impresionante total de 1.170 donaciones a lo largo de su vida. 

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