Estudios recientes han arrojado luz sobre una posible conexión entre la periodontitis crónica, una enfermedad inflamatoria de las encías, y el desarrollo del Alzheimer, la forma más común de demencia. Investigaciones sugieren que las bacterias orales, responsables de la periodontitis, podrían desempeñar un papel crucial en el desencadenamiento y la progresión de esta enfermedad neurodegenerativa. Estos hallazgos resaltan la importancia de la salud bucal no solo para la cavidad oral, sino también para la salud cerebral a largo plazo.

Uno de los descubrimientos clave en esta área ha sido la detección de la bacteria Porphyromonas gingivalis en cerebros de pacientes diagnosticados con Alzheimer. Esta bacteria, conocida por ser un agente principal de la periodontitis, no suele encontrarse en el cerebro sano. Su presencia en el tejido cerebral de individuos con Alzheimer sugiere que podría existir una ruta a través de la cual las infecciones bucales crónicas impactan directamente en el cerebro, contribuyendo al desarrollo de la enfermedad.
Se postula que la Porphyromonas gingivalis, originaria de la cavidad oral, podría migrar hacia el cerebro, posiblemente a través del torrente sanguíneo o los nervios craneales. Una vez en el cerebro, esta bacteria tendría la capacidad de liberar toxinas perjudiciales. Estas toxinas inducirían procesos de neuroinflamación, una respuesta inflamatoria en el tejido nervioso, y daño neuronal, que es la pérdida o deterioro de las células nerviosas. Estos procesos son característicos del Alzheimer y contribuyen a su progresión.
Además de inducir neuroinflamación, las toxinas bacterianas liberadas por la Porphyromonas gingivalis parecen promover la formación de placas beta-amiloides. Estas placas son acumulaciones anormales de proteínas en el cerebro y se consideran un sello distintivo de la neurodegeneración en el Alzheimer. La acumulación de estas placas interfiere con la función neuronal normal y se cree que es un factor clave en el deterioro cognitivo asociado con la enfermedad. Asimismo, la inflamación crónica sistémica, provocada por infecciones periodontales persistentes, podría exacerbar y acelerar la progresión de diversos trastornos neurodegenerativos, incluido el Alzheimer.







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