La piel, el órgano más extenso del cuerpo humano, está constantemente expuesta a dos tipos de envejecimiento. El primero, intrínseco, es un proceso natural e inevitable, impulsado por nuestra genética y factores epigenéticos. El segundo, extrínseco, es provocado por agresores externos como la radiación ultravioleta del sol y la contaminación ambiental, cuyo conjunto de factores se conoce como exposoma.  Ambos tipos de envejecimiento contribuyen a la aparición de signos visibles como arrugas, manchas y pérdida de elasticidad.

Un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista Endocrine Reviews, de la Endocrine Society, revela una perspectiva innovadora en la prevención y el tratamiento de estos signos del envejecimiento cutáneo. La investigación sugiere que las hormonas, mensajeros químicos del cuerpo, podrían desempeñar un papel fundamental en mantener la piel joven y saludable por más tiempo. Este hallazgo abre un nuevo camino para el desarrollo de tratamientos antiedad más efectivos y personalizados.

Hasta ahora, el uso de hormonas en el cuidado de la piel se había limitado a unas pocas sustancias. Los retinoides tópicos, como el retinol y la tretinoína, derivados de la vitamina A, son ampliamente utilizados en cremas antiedad por su capacidad para estimular la renovación celular.  El estrógeno, por su parte, se ha empleado para tratar los síntomas de la menopausia, incluyendo algunos cambios en la piel asociados a la disminución hormonal.

Sin embargo, el nuevo estudio amplía significativamente el panorama hormonal en el cuidado de la piel.  Los científicos han investigado una gama más amplia de hormonas con potenciales beneficios antienvejecimiento, poniendo el foco en el estrógeno, las hormonas del crecimiento y la melatonina. Estas hormonas, esenciales para diversas funciones corporales, también parecen ser cruciales para la salud y la juventud de la piel.

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