En muchas sociedades, existe la arraigada creencia de que la persona que extiende una invitación a comer o beber es la responsable de cubrir la cuenta. Sin embargo, esta norma, aparentemente sencilla, dista mucho de ser una práctica universal. A lo largo y ancho del planeta, las expectativas sobre quién debe pagar varían significativamente, influenciadas por factores culturales, tradiciones y el contexto específico de la reunión. Esta diversidad de costumbres puede generar confusión e incluso situaciones incómodas si no se tiene en cuenta el trasfondo cultural de los participantes.

Un recorrido por diversas culturas revela un mosaico de enfoques sobre esta cuestión. En Ucrania, por ejemplo, la tradición establece claramente que el anfitrión es quien debe abonar la cuenta como gesto de hospitalidad y cortesía. En contraste, en Alemania y los Países Bajos, la norma predominante es que cada individuo pague su propia parte, independientemente de quién haya realizado la invitación. En Japón, la cortesía adopta una forma diferente, llegando incluso a ser el invitado quien asume el costo como muestra de respeto hacia el anfitrión. Estas diferencias iniciales ilustran la complejidad de una práctica que a menudo se da por sentada.
La variabilidad cultural se extiende aún más al observar otras regiones. En Corea del Sur, se practica una costumbre de alternar los pagos, donde una persona puede cubrir la cena y otra los postres o el café. En Francia, la formalidad juega un papel importante: en reuniones formales, el anfitrión suele pagar, mientras que entre amigos es común dividir la cuenta o turnarse en los pagos en diferentes ocasiones. Turquía también sigue esta línea, con el anfitrión cubriendo la totalidad de la cuenta en encuentros de negocios o formales, aunque entre amigos se acostumbra rotar los pagos en salidas posteriores. Incluso dentro de un mismo país, como en España, existen diferencias regionales: mientras que la norma general es «pagar a escote», en Cataluña es más habitual que cada persona abone exactamente lo que ha consumido. En América Latina y Estados Unidos, la tradición de que quien invita paga está siendo cada vez más reemplazada por la división de la cuenta o el pago rotatorio.
Ante esta diversidad de prácticas, ¿qué opinan los expertos en etiqueta? Shubha Marta Rabolli, profesora de la Academia Italiana de Etiqueta, sugiere que, idealmente, quien invita debería pagar, pero enfatiza la importancia de una comunicación clara y previa para evitar cualquier malentendido. Otros expertos en etiqueta internacional coinciden en que, ante la duda, lo más recomendable es ofrecerse a contribuir con el pago o preguntar antes de la reunión sobre las expectativas, previniendo así momentos incómodos o interpretaciones erróneas.







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