Una investigación reciente publicada en la revista Aging Clinical and Experimental Research ha arrojado luz sobre una preocupante conexión entre la nutrición y la seguridad en la población adulta mayor. El estudio, basado en un extenso análisis de datos a nivel mundial, sugiere que una ingesta deficiente de frutas y verduras se asocia significativamente con un mayor riesgo de sufrir caídas con lesiones en personas de 50 años o más. Este hallazgo subraya la importancia de una dieta rica en estos alimentos para mantener la salud y prevenir accidentes en la edad adulta.

Los investigadores llevaron a cabo un análisis exhaustivo de los datos recopilados entre 2007 y 2010 a través del Estudio sobre el Envejecimiento Global y la Salud de los Adultos (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta investigación abarcó a un total de 34.129 adultos mayores de 50 años provenientes de seis países de ingresos bajos y medianos: China, Ghana, India, México, Rusia y Sudáfrica. La metodología empleada, basada en regresión logística, permitió a los científicos identificar patrones y asociaciones entre los hábitos alimenticios y la incidencia de caídas con consecuencias lesivas en esta población vulnerable.
Los resultados del estudio revelaron que una proporción alarmante, el 67% de los participantes, presentaba una ingesta insuficiente de frutas y verduras, mientras que el 4,2% de la muestra experimentó caídas que resultaron en lesiones. La mayoría de los participantes eran mujeres, con una edad promedio de 62,4 años. Estas cifras resaltan la prevalencia tanto de la inadecuada alimentación como de las caídas lesivas en este grupo demográfico, lo que enfatiza la necesidad de abordar ambos problemas de manera integral.
Además de la conexión directa con las caídas, el estudio también identificó que los adultos con un consumo insuficiente de frutas y verduras tendían a presentar otros factores de riesgo, como un menor nivel educativo, ingresos económicos bajos y un estado de salud general más precario, incluyendo deterioro cognitivo y físico. Tras considerar estos factores de manera conjunta, los investigadores observaron que la deficiencia en la dieta se asociaba con una probabilidad significativamente mayor de sufrir caídas, específicamente 1,41 veces más alta, siendo esta asociación particularmente marcada en las mujeres.







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