Un reciente estudio ha arrojado luz sobre una posible conexión entre la salud ocular y el deterioro cognitivo, sugiriendo que ciertos problemas de la vista podrían ser un signo temprano de demencia, incluso hasta 12 años antes de su diagnóstico formal. La investigación, que involucró a más de 8.000 participantes sanos de Norfolk, Inglaterra, fue realizada a lo largo de varios años, permitiendo a los científicos observar la evolución de su salud y su posterior desarrollo de demencia en algunos casos.

Al finalizar el periodo de seguimiento, los participantes se sometieron a una prueba de sensibilidad visual. En esta prueba, debían presionar un botón tan pronto como identificaran la formación de un triángulo en un campo de puntos en movimiento. Los resultados revelaron una diferencia significativa entre aquellos que posteriormente desarrollaron demencia y aquellos que no. Las personas que sufrieron demencia tardaron considerablemente más tiempo en percibir el triángulo en la pantalla en comparación con el grupo que se mantuvo sin la enfermedad.

Los investigadores sugieren que esta conexión podría deberse a la acumulación de placas amiloides tóxicas, un sello distintivo del Alzheimer. Estas placas, asociadas con la enfermedad neurodegenerativa, aparentemente pueden afectar inicialmente las áreas del cerebro responsables del procesamiento visual. Esta afectación temprana en las regiones visuales explicaría por qué las pruebas de visión podrían tener la capacidad de detectar déficits cognitivos antes que las pruebas tradicionales de memoria, que suelen ser el foco principal en la detección temprana de la demencia.

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