La capilla ardiente del papa Francisco quedó abierta al público este miércoles 23 de abril dentro de la basílica de San Pedro, permitiendo a miles de fieles comenzar a presentar sus respetos al primer pontífice latinoamericano. Desde tempranas horas, una multitud se congregó en la plaza esperando la oportunidad de despedirse del líder religioso que marcó una era en la Iglesia Católica.

El cuerpo de Jorge Mario Bergoglio yace en un ataúd abierto, ubicado solemnemente ante el imponente baldaquino barroco diseñado por Bernini. El pontífice viste una casulla roja, color litúrgico asociado al luto papal, y sostiene entre sus manos el rosario que lo acompañó frecuentemente en vida. Sus restos fueron trasladados en procesión y a hombros desde la residencia de Santa Marta, donde falleció el pasado lunes a los 88 años.

La expectación por darle el último adiós era palpable en la Plaza de San Pedro, donde centenares de personas aguardaban pacientemente desde la madrugada. Este escenario de recogimiento contrasta con la vibrante imagen del domingo anterior, cuando el papa Francisco realizó su último recorrido en el papamóvil, recibiendo el cariño de una multitud en ese mismo lugar emblemático.

Este homenaje marca el inicio del último viaje del papa Francisco, elegido en el cónclave de 2013. Su pontificado concluirá simbólicamente el próximo sábado con su entierro en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Esta decisión rompe con la tradición reciente, convirtiéndose en el primer papa desde León XIII en 1903 en ser sepultado fuera de las Grutas Vaticanas.

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