La ciencia continúa revelando importantes conexiones entre una vida sexual activa y la mejora de la salud general. Investigaciones recientes sugieren que mantener una frecuencia sexual moderada, idealmente al menos una o dos veces por semana, podría estar asociado con una disminución significativa en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, un beneficio observado tanto en hombres como en mujeres. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la actividad sexual es un componente más a considerar dentro de un estilo de vida saludable.

Uno de los estudios pioneros en explorar esta relación fue el Massachusetts Male Aging Study. Esta investigación temprana encontró que los hombres que reportaban tener relaciones sexuales dos o más veces por semana presentaban hasta un 50% menos de probabilidades de sufrir eventos cardíacos en comparación con aquellos con una menor frecuencia. Este hallazgo inicial sentó las bases para futuras exploraciones sobre los beneficios cardiovasculares de la actividad sexual en poblaciones masculinas.
Los beneficios, sin embargo, no se limitan a los hombres. Una investigación más reciente, publicada en Scientific Reports en 2024, analizó datos de más de 14,000 adultos en Estados Unidos y aportó evidencia crucial sobre las mujeres. El estudio encontró que las mujeres que tenían relaciones sexuales una vez por semana o más mostraban niveles más bajos de inflamación sistémica, un conocido factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares y un indicador de longevidad. En contraste, aquellas con una baja frecuencia sexual mostraron un aumento notable en el riesgo de muerte prematura.
Los expertos sugieren varias explicaciones para estos vínculos positivos. La actividad sexual puede funcionar como una forma de ejercicio moderado, elevando la frecuencia cardíaca y mejorando la circulación sanguínea. Además, durante el acto sexual se liberan hormonas clave como la oxitocina y la dopamina, conocidas por promover el bienestar emocional, reducir el estrés y fortalecer los vínculos afectivos; todos ellos factores que indirectamente contribuyen a la salud del corazón.







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