Un hallazgo respaldado por la ciencia: Investigaciones conjuntas de la Universidad de Carolina del Norte y el Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkeley han puesto de manifiesto un sencillo pero profundo acto con notables beneficios para la salud: el abrazo prolongado.

Según estos estudios, los abrazos que se extienden por al menos 20 segundos son capaces de desencadenar una liberación significativa de oxitocina, conocida popularmente como la «hormona del amor». Esta sustancia clave desempeña un papel crucial en la reducción de los niveles de cortisol, la hormona asociada al estrés, lo que induce una invaluable sensación de calma y bienestar en el individuo.
Pero los efectos positivos de un abrazo duradero no se detienen ahí. Esta respuesta fisiológica puede ir mucho más allá, contribuyendo a la disminución de la presión arterial, mejorando la salud cardiovascular y fortaleciendo el sistema inmunológico, haciendo al cuerpo menos susceptible a enfermedades comunes como el resfriado.
Ante la contundencia de estos resultados, los expertos sugieren incorporar varios abrazos de 20 segundos a la rutina diaria. Consideran que esta práctica es una forma accesible, natural y altamente efectiva de nutrir tanto la salud física como la emocional en la vida moderna.







Deja una respuesta