Snowflake, mundialmente conocido como Copito de Nieve, fue un ejemplar único en su especie y en el reino animal: el único gorila albino conocido en el planeta. Descubierto en Guinea Ecuatorial, este singular primate fue trasladado al Zoológico de Barcelona en 1966, donde rápidamente se convirtió en una de sus mayores atracciones. Su inconfundible apariencia, caracterizada por su piel clara, ojos azules o grisáceos y un pelaje completamente blanco, era el resultado de una rara mutación genética recesiva asociada al albinismo, una condición que lo hacía particularmente vulnerable a los efectos nocivos del sol.

La vida de Snowflake en el zoológico estuvo marcada por su popularidad y su delicada salud. Debido a su albinismo, era extremadamente sensible a la luz solar, lo que requería cuidados especiales. Trágicamente, esta misma condición genética contribuyó al desarrollo de cáncer de piel, una enfermedad que finalmente causaría su fallecimiento en noviembre de 2003. Su partida fue un evento sentido a nivel mundial, despidiendo a un ser que trascendió las barreras de su especie.

Más allá de su singularidad física, Snowflake se erigió como un potente símbolo: un ícono del propio Zoológico de Barcelona y un emblema global de la biodiversidad y la importancia de la conservación. A lo largo de su vida, tuvo una descendencia numerosa, llegando a ser padre de 22 crías. Sin embargo, notablemente, ninguna de ellas heredó la mutación que causaba su albinismo, perpetuando el carácter único de Copito de Nieve.

El legado de Snowflake perdura en el ámbito científico. Su caso ha sido objeto de extensos estudios, proporcionando información crucial sobre la genética del albinismo en primates y las dinámicas de herencia.

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