Lo que comenzó hace siete años como un detalle artesanal entre amigos, hoy se ha convertido en un próspero y delicioso emprendimiento. Paola Borrero, arquitecta de profesión, descubrió su verdadera pasión en el mundo de la repostería mientras cursaba sus estudios universitarios. Con una simple tapa de refresco como molde improvisado para sus primeras galletas, el sabor y la calidad de su creación casera no tardaron en cautivar a sus compañeros, quienes la animaron a convertir su talento en un negocio. Así nació Azúcar Gift, una marca que, seis años después, demuestra que los grandes proyectos a menudo comienzan con los ingredientes más sencillos: creatividad, pasión y un toque de dulzura.

El camino de Paola es un testimonio de reinvención y crecimiento. Fue durante la elaboración de su tesis de arquitectura, centrada curiosamente en un centro de emprendimiento gastronómico, cuando decidió profesionalizar su afición. Comprendió que necesitaba un nombre que la representará y así eligió «Azúcar Gift». La elección no fue al azar: «azúcar» por la felicidad que evoca un postre y «gift» (regalo en inglés), porque su emprendimiento es, en sus palabras, «la excusa perfecta para compartir». Este concepto ha sido el pilar de su negocio, apoyada incondicionalmente por sus padres, quienes son una parte fundamental «detrás del horno».

Especializándose en galletas y brownies, Azúcar Gift deleita a sus clientes con un menú semanal que incluye desde las clásicas galletas con chispas de chocolate hasta creaciones más elaboradas como las «New York cookies» rellenas y los «brookies», una fusión de brownie y galleta. Operando a través de pedidos personalizados, ferias y redes sociales, Paola no solo se enfoca en el sabor, sino también en la innovación. 

Próximamente, lanzará opciones para personas con requerimientos especiales, como galletas sin harina, y ofrecerá masas congeladas para que las familias puedan disfrutar de la experiencia de hornear en casa, fomentando momentos de calidad lejos de las pantallas.

Más allá del éxito de sus postres, la historia de Paola Borrero es una fuente de inspiración sobre la resiliencia del emprendedor. Reconoce que el camino tiene altibajos, pero su filosofía se basa en la «fe con acción»: la constancia y la capacidad de reinventarse son claves.

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