A solo 15 minutos en tren desde Ámsterdam, en la apacible ciudad de Weesp, se encuentra un lugar que redefine el cuidado de la tercera edad. Conocido como Hogeweyk, este particular pueblo ofrece a sus habitantes un entorno idílico con calles serenas, una activa vida social en bares y teatros, y la posibilidad de realizar sus actividades diarias sin mayores contratiempos. Sin embargo, detrás de esta apariencia de normalidad se esconde un propósito extraordinario: todo el complejo es un escenario meticulosamente diseñado para personas que viven con demencia avanzada.








Lo que distingue a Hogeweyk es su enfoque inmersivo y humano. Dentro de este entorno protegido, los residentes no son conscientes de que forman parte de un modelo de cuidado especializado. Las tiendas, el supermercado y los cafés son completamente funcionales, pero el personal que atiende, desde los cajeros hasta los camareros, son en realidad cuidadores y personal médico capacitado. Estos profesionales se integran en la comunidad como vecinos, sin uniformes, garantizando la seguridad y el bienestar de los residentes mientras fomentan su independencia y vida social.
El objetivo principal de Hogeweyk es permitir que sus 152 residentes, todos diagnosticados con demencia severa o Alzheimer, disfruten de una vida digna, activa y lo más normal posible. La filosofía se centra en reducir el estrés y la ansiedad que a menudo acompañan a estas condiciones, permitiendo a los habitantes moverse con libertad y seguridad. Este entorno familiar y rutinario no solo mejora su calidad de vida, sino que también busca ralentizar la progresión de la enfermedad al mantenerlos mental y físicamente activos en un ambiente seguro.
Este revolucionario modelo holandés ha captado la atención internacional y ya está siendo replicado en varios países, entre ellos Canadá, Francia y Australia, que han comenzado a desarrollar sus propias «aldeas para la demencia».







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