Un reciente estudio científico ha revelado una potencial conexión entre la presencia del pegivirus humano (HPgV) en el cerebro y la enfermedad de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente a adultos mayores. La investigación, liderada por científicos de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y publicada en la prestigiosa revista JCI Insight, sugiere que este virus, generalmente considerado inofensivo, podría ser un factor ambiental que influye en la patología de la enfermedad.

El equipo de investigación analizó el tejido cerebral post mortem de 10 pacientes con párkinson y 14 individuos sin la enfermedad, con edades y géneros comparables. Utilizando técnicas avanzadas de secuenciación, encontraron material genético del pegivirus humano en los cerebros de cinco de los diez pacientes con párkinson, lo que representa el 50% del grupo estudiado. Sorprendentemente, no se detectó rastro del virus en ninguno de los cerebros del grupo de control, estableciendo una fuerte asociación que justifica una investigación más profunda.
El pegivirus humano es un virus común que se transmite por la sangre y por contacto sexual, y se estima que infecta a cientos de millones de personas en todo el mundo, a menudo sin causar síntomas aparentes. Sin embargo, este nuevo hallazgo plantea la posibilidad de que, al penetrar en el sistema nervioso central, el virus pueda desencadenar o contribuir a los procesos de neuroinflamación y daño neuronal característicos del párkinson, como temblores, rigidez y dificultad de movimiento. Los pacientes con el virus en sus cerebros también mostraron una patología más severa de la enfermedad.
Aunque los autores del estudio enfatizan que estos resultados no demuestran una relación de causa y efecto, abren una nueva e importante vía de investigación. La comprensión de la compleja interacción entre factores virales, la predisposición genética y la respuesta inmunitaria podría ser clave para descifrar los orígenes multifactoriales del párkinson. Futuros estudios con cohortes más grandes serán cruciales para confirmar si el HPgV es un simple espectador o un actor relevante en el desarrollo de esta debilitante enfermedad.







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