Desde las primeras horas de este sábado 02 de agosto, una imagen se apoderó de las redes sociales y mensajería: una joven, en un aparente estado de «desorientación», encontrada sola en la calle Onoto, cerca de un colegio en Lechería.

Afortunadamente, la rápida acción de los ciudadanos que alertaron a las autoridades permitió que la chica fues3 trasladada a un comando policial, donde sus familiares la buscaron. Esperamos, de todo corazón, que se encuentre bien y que este episodio no haya dejado consecuencias graves.

Más allá del alivio por su estado, la escena nos obliga a una profunda reflexión, especialmente a padres y jóvenes.

Las preguntas que surgen son inevitables ¿Con quién estaba? ¿Cómo pudo quedar sola, abandonada en una calle donde no hay locales nocturnos? ¿Qué clase de «amigos» dejan a una persona en esa condición, sin protección, ni ayuda? La presencia de un brazalete en su muñeca sugiere que pudo haber estado en algún evento, lo que nos lleva a cuestionar la responsabilidad de los adultos al frente de estos establecimientos. ¿No deberían tener la conciencia de proteger a los jóvenes que, por la inexperiencia o el exceso, se vuelven vulnerables?

Este incidente debe ser un llamado de atención para todos. En casa, es crucial abrir el diálogo sobre el consumo de alcohol y otras sustancias que pueden exponernos a peligros inimaginables.

Hablar sin juzgar, con amor y sinceridad, es la única manera de fortalecer los lazos familiares y construir un entorno de confianza donde los jóvenes se sientan seguros para hablar de sus experiencias y temores.

Es importante reconocer la empatía y la solidaridad de los ciudadanos de Lechería. Su preocupación genuina, sus esfuerzos por cuidar a la joven y su colaboración para contactar a los familiares son un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, la comunidad puede ser una red de apoyo.
Esperamos que este episodio sea una oportunidad para el diálogo en familia y que, con amor y comprensión, se convierta en una valiosa lección de vida.