La comunidad tachirense rinde un sentido homenaje a monseñor Mario Moronta, obispo emérito de San Cristóbal, cuyos restos son velados en capilla ardiente en la catedral de la ciudad, donde permanecerán por tres días. La despedida ha conmovido profundamente a los fieles, no solo por el legado pastoral del prelado, sino también por la fuerza simbólica de sus últimas voluntades, que reflejan su profunda conexión espiritual con la región andina.




En un gesto de fe y arraigo, monseñor Moronta pidió ser sepultado a los pies del Cristo del Limoncito, dentro del templo que fue su casa espiritual durante décadas. Además, dejó como instrucción que su corazón reposara bajo la sagrada imagen del Santo Cristo de La Grita, una de las devociones más importantes para el pueblo andino y un pilar fundamental durante su ministerio episcopal, sellando así su eterno lazo con la fe de su gente.
Los actos fúnebres comenzaron con el traslado del cuerpo a la catedral la noche del lunes 4 de agosto, permitiendo a la feligresía expresar su cariño y respeto. La misa exequial se celebrará el próximo jueves 8 de agosto a las 10:00 a.m., y se espera una masiva concurrencia.







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