La médico foniatra-audiólogo, Dra. Gabriela Guerra (@lafoniatra), advierte sobre un incremento en los retrasos del desarrollo del habla y el lenguaje infantil, una situación que vincula directamente con la sobreexposición a las pantallas y la falta de interacción verbal en el hogar. La especialista explica que muchos niños, al estar inmersos en estímulos digitales pasivos, no desarrollan adecuadamente los patrones motores necesarios para hablar. En consulta, es común observar cómo los pequeños aprenden a comunicarse señalando objetos en lugar de usar palabras, una conducta que los padres a veces normalizan sin darse cuenta del daño subyacente que esto causa en el desarrollo comunicativo del menor.

Guerra subraya la importancia de diferenciar entre lenguaje, que es la capacidad cognitiva de comprender el mundo, y habla, que es el acto motor de expresar esas ideas. En este sentido, los docentes juegan un papel crucial al ser a menudo los primeros en detectar «signos de alarma» en el entorno escolar, alertando a los padres sobre posibles dificultades o condiciones como el Trastorno del Espectro Autista (TEA). La buena noticia es que, con un diagnóstico y abordaje temprano, los retrasos pueden superarse. «Hay pacientes que en muy poco tiempo, un mes, mes y medio, ya logran equipararse», afirma la doctora, aunque otros pueden requerir más tiempo de terapia.

Finalmente, la especialista ofrece recomendaciones claras para los padres: la clave es hablar, cantar, leer cuentos y narrar las actividades diarias a los niños para enriquecer su vocabulario y estimular su desarrollo. Un signo de alarma importante es si un niño de dos años no utiliza al menos 50 palabras o no construye frases simples como «quiero agua». Si a los 7 u 8 años un niño aún no puede formar oraciones completas, es urgente buscar ayuda profesional. La intervención temprana es fundamental para evitar que las dificultades de comunicación se conviertan en frustración y afecten el ambiente familiar y el progreso evolutivo del niño.

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