Un acto de crueldad animal en Lechería encendió las alarmas y puso de relieve la urgencia de educar sobre la vida silvestre urbana. Este martes, la rescatista Eliana Jaramillo acudió a una denuncia en la calle Fermín Toro, donde encontró una zarigüeya adulta muerta, presuntamente a causa de un golpe en la cabeza, junto a cinco crías sobrevivientes.
La rescatista tomó a su cargo a los cinco pequeños marsupiales para brindarles el cuidado necesario con la meta de reincorporarlos posteriormente a su ecosistema.
Jaramillo hizo un llamado enfático a la población para evitar el maltrato hacia los animales silvestres, haciendo especial mención a las zarigüeyas y las serpientes. Señaló que la falta de empatía y el desconocimiento sobre la importancia de estas especies terminan en tragedias como la ocurrida, instando a la conciencia colectiva para apoyar las campañas de preservación animal.
La Zarigüeya: Un Ángel Guardián del Ecosistema Urbano
Es fundamental entender que matar a una zarigüeya es un grave error ecológico. Lejos de ser una plaga, las zarigüeyas (también conocidas como rabipelados) son los únicos marsupiales de América y cumplen funciones vitales, especialmente en las ciudades:

- Controladores Naturales de Plagas: Son esenciales para controlar poblaciones de insectos, roedores y, notablemente, garrapatas, contribuyendo a la sanidad ambiental.
- Agentes de Saneamiento: Actúan como carroñeros, consumiendo restos de animales muertos y frutas en descomposición, lo que ayuda a mantener limpios los entornos urbanos.
- Inofensivas: Generalmente son criaturas dóciles y tímidas que prefieren evitar el conflicto. Cuando se sienten amenazadas, a menudo se «hacen las muertas» (tanatosis).
La aparición de una zarigüeya con sus crías en un entorno urbano es un signo de salud del ecosistema. En lugar de atacarlas, la recomendación es dejarlas seguir su camino o contactar a especialistas para su reubicación segura. La preservación de estos marsupiales es clave para el equilibrio natural de nuestras ciudades.






