Lo que comenzó hace más de dos décadas como un gesto de amor materno para celebrar los cumpleaños de sus hijos, se ha transformado en una referencia gastronómica en la zona norte de Anzoátegui. Yaritza García Arredondo (@sweetbakeryyaritza), oriunda de Cumanacoa y Técnico Superior en Servicios Turísticos, inició su camino en la repostería de forma empírica, elaborando tortas y gelatinas para familiares. Sin embargo, la pasión por la cocina y la necesidad de superación la llevaron a formalizar su talento, pasando de una pequeña piñatería a establecer, en 2015, una unidad de producción en su propio hogar en Pozuelos, demostrando que la constancia es clave para el éxito.






La trayectoria de @sweetbakeryyaritza ha estado marcada por la capacidad de reinvención frente a la adversidad. Durante la crisis económica y la posterior pandemia de 2019, García y su familia decidieron no rendirse, adaptando su modelo de negocio hacia los «minidulces» y el servicio de delivery. Esta etapa no solo sirvió para sobrevivir, sino para profesionalizar la marca: Yaritza se especializó mediante cursos técnicos y adquirió maquinaria industrial, logrando ampliar su catálogo para ofrecer desde pasapalos gourmet y tablas de embutidos hasta sus solicitados menús navideños con pan de jamón y panettone.
Actualmente, el emprendimiento ha evolucionado hasta convertirse en un negocio sólido que genera empleo para 12 personas, incluyendo un equipo familiar y personal externo como panaderos y pasteleros. Su oferta se distingue por productos especializados como las gelatinas artísticas y las milhojas personalizadas de letras y números, difíciles de conseguir en la zona. A pesar de operar desde una sede residencial acondicionada con equipos profesionales, la marca atiende eventos corporativos y fiestas en toda la zona norte, manteniendo la calidad y el sabor casero como su sello distintivo.
El corazón de este negocio reside en la unión familiar, un pilar que García destaca como fundamental para superar los trasnochos y los retos económicos. Sus hijos, quienes inicialmente se resistían, hoy son parte vital del engranaje operativo, confirmando la premisa de su fundadora de que «en la unión está la fuerza».






