España se convirtió en 2024 en el primer país europeo en reconocer la licencia menstrual: hasta 3-5 días de baja laboral al mes por dolores incapacitantes relacionados con la regla, siempre con autorización médica. La medida entró en vigor el 1 de junio de 2024 y la persona cobra el 75 % del sueldo a través de la Seguridad Social desde el primer día.

La ley visibilizo síntomas graves como dolores intensos, náuseas, fiebre o mareos que afectan a 1 de cada 3 mujeres, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Además incluye otras reformas pioneras: como productos menstruales gratuitos en escuelas y cárceles.
Sin embargo, la licencia se utiliza muy poco después de un año de ser aprobada. Según datos oficiales del Ministerio de Trabajo (mayo 2025), entre junio de 2024 y abril de 2025 solo se solicitaron 1.559 bajas menstruales en todo el país, lo que equivale a apenas 4,7 personas al día en una población de 49 millones. En promedio, cada licencia duró 3 días.
¿Por qué casi nadie la pide?
Requisito médico estricto: La baja solo se concede con diagnóstico previo. Si la patología no está registrada en la historia clínica, el médico no puede firmarla.
Miedo al estigma laboral: El 12 % de las mujeres en edad laboral declara tener miedo a que pedirla afecte su imagen profesional o sus posibilidades de contratación o ascenso.
Dificultades prácticas: Muchas mujeres cuentan que sus médicos desconocen el procedimiento o que conseguir cita el mismo día del dolor es casi imposible.
Presión cultural: Persiste la idea de que “aguantar el dolor menstrual es normal”.
A pesar de las trabas, hay testimonios positivos. Varias mujeres aseguran que la licencia les ha cambiado la vida: no pierden salario y pueden descansar sin tener que fingir otra enfermedad.
España se suma así a una lista muy corta de países con este derecho: Japón, Corea del Sur, Indonesia, Taiwán, Vietnam y Zambia, aunque en la mayoría la baja no está remunerada o tiene requisitos más flexibles.
Pablo Fuentes | Pasante USM






