La «guerra del streaming» acaba de dar un giro digno de un final de temporada. Paramount Global ha lanzado una oferta hostil de compra por Warner Bros. Discovery (WBD) valorada en 108.400 millones de dólares, desafiando directamente el acuerdo previo de 83.000 millones que WBD había alcanzado con Netflix apenas unos días antes. Lo que parecía un trato cerrado se ha transformado en un thriller corporativo de alto nivel: la propuesta de Paramount, liderada por David Ellison, ofrece 30 dólares por acción totalmente en efectivo, una prima significativa sobre la oferta mixta de Netflix.

En un comunicado dirigido a los accionistas, Paramount calificó el pacto con Netflix como una opción que infravalora los activos de la compañía y ofrece un camino regulatorio incierto. La diferencia fundamental radica en la estructura del negocio: mientras Netflix busca adquirir únicamente los «joyas de la corona» —el estudio de cine Warner Bros. y la plataforma HBO Max— dejando fuera los canales de cable, Paramount apuesta por la compra de la totalidad del conglomerado, incluyendo las redes de televisión lineal como CNN y TNT, argumentando que esta integración preserva mejor el valor a largo plazo.
El drama financiero se intensifica con un telón de fondo político complejo. El presidente Donald Trump ya ha expresado públicamente su escepticismo sobre la fusión con Netflix, advirtiendo que la combinación del gigante del streaming con el catálogo de HBO podría generar problemas de competencia por su inmensa cuota de mercado. Con la Casa Blanca prometiendo «involucrarse» en la revisión y Paramount ofreciendo una salida en efectivo «más segura», la junta directiva de Warner Bros. Discovery se enfrenta ahora a una presión inmensa para reconsiderar su alianza con la N roja.






