La pianista venezolana Gabriela Montero triunfó en el concierto que dio en una sala neoyorquina y que estuvo dedicado al tema de la emigración, con el que la intérprete siente una especial conexión al llevar doce años sin haber regresado al país por situaciones políticas.
Montero interpretó en la sala 92NY, un prestigioso punto de referencia de la música clásica en el barrio del Upper East Side piezas de tres grandes autores rusos: Sergei Prokofiev -Sarcasmos y la Sonata de Piano número 2 en Re menor-, Sergei Rachmaninoff -Sonata de piano número 2 en Si bemol menor- e Igor Stravinsky (Sonata de piano).
La pieza con la que cerró el concierto fue una improvisación de la propia Montero sobre las imágenes de la película muda de Charlie Chaplin «El inmigrante» (1917), una comedia dramática sobre la dureza de la emigración tanto durante el viaje como tras la llegada a América.
Con el curso de las imágenes de fondo, Gabriela Montero improvisó el acompañamiento, una experiencia que ya ha repetido en varias ocasiones pero que -recordó- siempre es diferente porque esa es la esencia misma de la improvisación, reseña EFE.