Esta ciudadana filipina lleva perfeccionando el arte del tatuaje a mano desde que era una adolescente, bajo la tutela de su padre. Y su virtud viene de una cultura ancestral. Porque en el pasado, los tatuajes hechos a mano que Whang-Od crea con una vara de bambú, una espina de pomelo, agua y carbón eran para los guerreros indígenas butbut.
Este arte sólo puede transmitirse a los parientes consanguíneos, y Whang Od lleva varios años formando a sus sobrinas nietas Elyang Wigan y Grace Palicas.
Ahora todo se ha convertido en más turísticos y comercial ya que los extranjeros llegan en busca de sus característicos diseños geométricos.
«Considerada como la última mambabatok de su generación, ha impreso los símbolos de la tribu Kalinga -que significan fuerza, valentía y belleza- en la piel de miles de personas que han peregrinado hasta Buscalan», afirmaba Vogue Filipinas.»Soy la única que queda viva que sigue haciendo tatuajes. Pero no tengo miedo de que la tradición termine porque (estoy entrenando) a las próximos maestros del tatuaje.», señalaba hace unos años.
Y añadía: «La tradición continuará mientras la gente siga viniendo a hacerse tatuajes». «Mientras pueda ver bien, seguiré tatuando. Dejaré de hacerlo cuando se me nuble la vista»./Revista Marca
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